El miedo que tengo en escribir a vos es también mi deseo. Las ganas del sí e el temor del no. Hay muchas variables flotando en esa danza semiótica. Hay vos, hay yo, está él, está ella. Hay otras variables más subjetivas aún. Yo no sé donde ubicar los nombres para meter en esta carta. A nuestro favor, el tiempo, por más increíble que nos parezca. El tiempo pasado, digo. Estoy hablando del tiempo que ya pasó, pero que está presente, vós sabeis. Todo lo que pasó - o no -, de alguna manera se quedó y fue responsable por lo que está pasando ahora. A vos, confieso que ando un poco sorpreso en los últimos días, por la manera que la cosa se fue cosificando, se intensificando... se intensicosificando. Es una mezcla de no sé qué con no tengo la puta idea.
Vos haces parte de mi imaginário cotidiano reciente mucho más de lo que he dudado. Si. No tengo una justificación exacta para essa afirmación, es solo una... afirmación. Quizá yo quisiera que fuera diferente, pero no sé hasta donde me atrevo construir, mentalmente, un plan concreto a respeto. Tal vez a mi me guste solamente el imaginario. La realidad puede que sea aún más bruta, vós sabéis.
Pero también confieso que me gustaría verte en otra realidad. No sé cual, exactamente, pero sé que esa no funciona más para vos. No está funcionando. Confieso - una vez más - que bien dentro de mi deseo en hacer algo juntos hay, embarcado, el deseo de verte un poquito más feliz. Yo sé que tienes el potencial - siempre lo supe - y sé de todo que puedes alcanzar. Tengo miedo que esas nubes cargadas no sé de que no te abandonen pronto. Pero quizá sea esa misma nube la influencia que te acerca un poco más de mi. Quizás por eso esteamos más cercanos en los últimos días. Hay males que vienen por los mares, decía mi abuelo.
Yo no quería experimentarte, hacer un test-drive. Quería bucear directamente, sabes? Sumergir profundamente, tirar todo al carajo y sentir el frío porteño, prender un pucho y tomar una quilmes mientras siento tu boca entre mis piernas.
O tal vez olvidarnos de lo que pasó en la última década y fingir una nueva, o un simulacro, que sé yo. Es lo que te digo: huir de aquí y ver lo que hay mas allás de esas ventanas sin vida. Sí, yo sé que la vida no funciona de esa manera, por supuesto, pero no es posible que no sea posible tampoco.
Elizabeth